Carisma Carmelita
El carisma de la Orden del Carmen es el regalo de Dios dado a los primeros ermitaños, el cual ha enriquecido con el paso de los años a todos aquellos que han sentido el llamado a vivir en obsequio de Jesucristo; con corazón puro y recta conciencia. El carisma Carmelita tiene sus características peculiares que se definen bajo cuatro elementos fundamentales.
El primero, la FRATERNIDAD. Vivir la comunión es una exigencia de nuestra identidad que define y hace concreta nuestra forma de presencia en el mundo. Esta fraternidad implica nuestra relación con Dios y nuestras relaciones fraternas con el prójimo. Cada acción emprendidas por los Carmelitas debe proyectar esta fraternidad que brota del corazón maternal de la Virgen Santísima.
El segundo, la ORACIÓN. Sea la litúrgica como la personal, es una parte integral de la vida del Carmelita. Cada una de las acciones que emprendan estará precedida por la oración. La presencia de Jesús y María en torno a ellos será fuente inagotable que alimentará su espíritu.
El tercero, la FORMACIÓN. No hay mejor fórmula para el éxito y la transformación que la proveniente de la formación. El Carmelita tendrá preocupación por mantenerse formado para el crecimiento personal y espiritual.
El cuarto, la MISIÓN. Nace de la fraternidad, la oración y la formación. En síntesis constituye el apostolado emprendido por cada uno de los Hijos del Carmen; inspirados en las virtudes de su Santísima Madre, la Virgen María. Los Carmelitas, tienen la misión de mostrar el amor de Dios y sus mandatos de vida.